2010: Una odisea en el Madison
Robbin Barberan - 13/05/2010 10:56
El 2 de abril del 2008, New York Knicks anunciaba el nombramiento de Donnie Walsh como máximo responsable de operaciones, sustituyendo a Isiah Thomas como manager de la franquicia. Iniciada con ilusión y continuas decisiones de riesgo sin miedo al despilfarro, la etapa de Thomas en los despachos será recordada como uno de los más estrepitosos fracasos en la historia de la NBA, al combinar malos resultados con elevadísimos gastos. Desde el inicio, Walsh dejaba claro que esa época había llegado a su fin, y que se imponía un periodo de transición en el que gestionar gastos y sentar las bases para volver a colocar a los Knicks como uno de las principales equipos de la competición. Tras estas decisiones, estaba un meticuloso plan que haría volar la imaginación -y los rumores sin fundamento, cómo no- de todos los aficionados. Pero no iba a ser fácil.
La primera decisión de Walsh consistía en cerrar definitivamente la etapa de Isiah, despedido también de su puesto de entrenador a mediados de abril. En los 164 partidos que entrenó a los del Madison, únicamente había conseguido un total de 66 victorias, y el payroll de los Knicks se elevaba por encima de los 96 millones de dólares al terminar la temporada 2007-08, a lo que se debía sumar la multa por superar la barrera del impuesto de lujo. Ordenados de mayor a menor salario, los gastos se repartían entre Stephon Marbury, Zach Randolph, Eddy Curry, Quentin Richardson, Jamal Crawford, Jerome Williams, Malik Rose, Jerome James, Jared Jeffries , Fred Jones, Dan Dickau, Renaldo Balkman, Nate Robinson, Wilson Chandler, David Lee y Mardy Collins. Muchos de ellos iban a estar poco tiempo más en la franquicia.
Curiosamente, Isiah había estado a las órdenes de Walsh en la etapa de ambos con los Pacers, sustituyendo a Larry Bird en el banquillo, sin lograr igualar las marcas de la otra leyenda ochentera. Quizás la estancia de Bird como entrenador sea una de las maniobras más recordadas de la gestión de Walsh en los Pacers, junto a la decisión -muy criticada por la afición- de escoger en el draft a Reggie Miller -considerado por algunos durante un tiempo como el único jugador de la NBA que era inferior a su hermana- por delante de Steve Alford, el base aquí recordado por su participación en los JJOO de Los Angeles que derrotó a España en la lucha por el oro. Bueno, cosas que pasan.
Volvamos a los Knicks: Walsh insiste desde un principio en que el objetivo de la franquicia consiste en reducir los gastos del payroll, quedando por debajo de la barrera del tope salarial e intentar el asalto a los mejores agentes libres del mercado en el verano del 2010, sin restricciones de salarios. La maniobra cuenta con el visto bueno del propietario de los Knicks, James Dolan, y se encuentra ante una gran incógnita: ¿Cómo encajarán la ansiosa afición del equipo y la voraz prensa neoyorkina el estar dos años en el desierto? Sorprendentemente, ésta sería la menor de sus preocupaciones, porque el hartazgo ante los malos resultados de años anteriores había creado en el colectivo una sensación de que “era la única opción posible para romper con el pasado”.
Hay que tomar decisiones, y la primera llega con la búsqueda de un nuevo entrenador. Una de las grandes noticia de los Playoffs había sido la nueva derrota de Phoenix ante San Antonio, lo que provocaba un cambio de rumbo en Arizona que llevaba a Mike D’Antoni a abandonar la franquicia. Se había entrevistado con los Bulls, pero en los de Illinois surgían dudas sobre la posible capacidad defensiva del equipo, algo que rápidamente aprovechó Walsh para poner encima de la mesa un contrato elevado con el que tentar a Mike pese a las escasas perspectivas deportivas para las siguientes 2 temporadas. La confianza mostrada y el elevado montante económico de la propuesta (unos 24 millones de dólares por 4 años) convencían a D’Antoni. La primera piedra del nuevo proyecto estaba puesta, contratando poco después a Dan D’Antoni, Herb Williams y Phil Weber como ayudantes de Mike.
La siguiente decisión debía tomarse en el draft, donde los Knicks elegían en sexta posición. Los Rose, Beasley o Mayo no caerían hasta ahí, y la mayoría apostaban por la que realmente sería la elección de Walsh: Danilo Gallinari por encima de los Eric Gordon o Jerryd Bayless que también “habían sonado”, o incluso por delante de Brook Lopez, aún disponible.
Una de las grandes incógnitas del equipo se situaba en la posición de base. Stephon Marbury era el jugador más caro de la franquicia y no parecía entrar en los planes del equipo, dentro de lo que podíamos llamar un proceso de autodestrucción en el que había entrado el jugador. Pese a que las primeras palabras de Marbury mostraban ilusión con la llegada de Mike, jamás entraría en los planes del entrenador. De hecho, dado que los Knicks no querían comprometerse con los salarios del equipo, el fichaje que harán una vez se abra el mercado será el de Chris Duhon, un base muy alejado de la categoría de estrella, con momentos ilusionantes en su etapa en Chicago, pero sin sitio en el equipo por sus grises actuaciones y la llegada de Derrick Rose. Dado que el dinero nunca ha sido un problema para los Knicks, le hacen la máxima oferta posible en sus condiciones salariales, la midlevel excepction al completo por 2 años de vinculación. Hasta el verano del 2010, claro. Precisamente, en la prensa se especulaba con el interés de los Magic, así que Walsh realiza una oferta por cantidades similares en total, pero con un año menos de contrato. ¿A que se nota lo que se puede hacer cuando “te sobra” el dinero?
Firman después a su segunda ronda (Anthony Robertson) y realizan el primer traspaso de la era Walsh, enviando a Renaldo Balkman a los Nuggets junto con una cierta cantidad económica a cambio de Bobby Jones, Taureen Green y una futura elección de segunda ronda. No es precisamente lo que llamamos un traspaso que haga temblar los cimientos de la competición, pero tiene su explicación: la llegada de un Gallinari que jugará minutos hace que Balkman sea una pieza prescindible, no se confía demasiado en el jugador, los contratos de Green y Jones no están garantizados y son cortados de forma inmediata. Teniendo en cuenta que los gastos del payroll se multiplican por dos al estar por encima de la barrera del impuesto de lujo, “ahorran dinero” por un jugador que ya no les interesaba.
El resto de operaciones son de carácter menor. Se prueba a Patrick Ewing Jr (llegado en el traspaso desde los Rockets por ¡los derechos de Frederick Weis!, qué cosas), Allan Houston (intenta de nuevo retornar, pero comprueba que no está ya preparado tras sus lesiones) y Dan Grunfeld; se hace efectiva la ampliación de contrato a los jóvenes Collins y Chandler hasta -oh, sorpresa- el verano del 2010 y se realizan algunos cambios en la estructura ejecutiva. Así, sin más, las piezas para empezar la temporada están listas.
La llegada de D’Antoni lleva a su clásico ritmo elevado de juego, y la ilusión empieza a aparecer con los buenos resultados. No todo son buenas noticias, puesto que el entrenador decide prescindir de Marbury y éste será la comidilla de la prensa los siguientes meses. Sin embargo, la idea es clara: está en su último año de un elevadísimo contrato y todo indica que es una medida de presión para que acceda a una rebaja en su corte. En caso negativo, se esperará hasta febrero por si llega la -remota- posibilidad de un traspaso que resulte interesante a los Knicks, y si no es así, se le cortará después. El plan se sigue al pie de la letra.
Como decíamos, los resultados son buenos, mucho mejores de lo esperado, incluso. Se vence en 6 de los primeros 9 partidos, y se muestra que la llegada de D”Antoni tienen el primer efecto positivo: aumentar el valor de mercado de los jugadores de la plantilla y posibilitar traspasos que liberen carga salarial para el 2010. El 21 de noviembre se realizan ya dos movimientos:
- Jamal Crawford (su contrato acababa en 2011) es traspasado a los Warriors a cambio de Al Harrington (acaba en 2010)
- Zach Randolph (acaba en 2011) y Mardy Collins (2010) son enviados a los Clippers a cambio de Tim Thomas (2010) y Cuttino Mobley (2010)
Pese a que en algunos portales se insiste en que Harrington es un jugador que ya participase a las órdenes de Walsh en los Pacers y que estaba enfrentado con Don Nelson en los Warriors, los motivos de ambos movimientos son claramente económicos, respondiendo al “plan del 2010″. El hecho de que a Mobley se le detecten problemas en el corazón no echa abajo el movimiento, Crawford y Randolph eran los máximos anotadores del equipo en el momento de su marcha, y eso afectará al potencial de unos Knicks que empeoran sus resultados, pero la prensa ayuda a olvidar las penas elucubrando con los posibles fichajes de LeBron James, Dwyane Wade o Chris Bosh en el verano del 2010, un caramelo goloso que la afición saborea con deleite.
El mes de enero vuelven los buenos resultados a New York, e incluso se plantea la posibilidad de alcanzar alguna de las últimas posiciones de Playoff, por lo que se realizan en el trade deadline un par de traspasos:
- Llega Larry Hughes (2010) desde los Bulls a cambio de Tim Thomas (2010), Anthony Roberson (2009) y Jerome James (2010)
- Malik Rose (2009) es traspasado a los Thunder, junto con una cantidad económica, a cambio de Chris Wilcox (2009)
El movimiento no afecta a la capacidad salarial, y lo que se busca es potenciar un apartado deportivo que está sobrepasando las expectativas. Sin embargo, no es suficiente y el equipo termina con 32 victorias tras un horrible mes de marzo. Poco se podía discutir del plan inicial: el equipo ha mejorado deportivamente y ha competido al mismo tiempo que reducía la capacidad salarial. En la noticia menos sorprendente de la temporada, Marbury había dejado los Knicks días después del deadline, y las clásicas incorporaciones temporales de la parte final del curso no habían afectado a la rotación.
El primer paso atrás del proyecto llegaba por causas totalmente ajenas a la franquicia. La drástica crisis económica que azotaba a todo Estados Unidos había llevado a que los ingresos de la NBA fuese menores de lo esperado, y el verano nos dejaría una “sorpresa”: por segunda vez en la historia, el tope salarial se iba a ver reducido. ¿Hasta qué punto afectaba eso a los de NY? Pues en gran medida, ya que la bajada estaba prevista que continuase el siguiente curso y eso llevaría a disponer de mucho menos margen para acometer fichajes en el 2010. La esperanza de disponer del espacio suficiente como para lograr la llegada de al menos dos jugadores estrella con un contrato máximo parecían desvanecerse. Eso sí, en absoluto iba a disuadir como para que la rumorología sobre la llegada de LeBron James disminuyese. ¡Hasta ahí íbamos a llegar, por favor! Desde este lado del charco, para no quedarnos atrás, lo que hacíamos era empezar a relacionar el nombre de Ricky Rubio con los Knicks. Cómo somos.
En el verano del 2009, los Knicks deben resolver algunas incógnitas: David Lee y Nate Robinson tienen la opción de salir al mercado para recibir ofertas, y los Knicks pueden quedarse con los jugadores si igualan cualquier proposición que reciban. Además, está la noche del draft, donde Walsh elegirá en octava posición.
Un nuevo traspaso se hace antes del draft, en busca de un pívot que apuntale el equipo:
- Quentin Richardson (2010) es traspasado a los Grizzlies, junto con una cantidad económica, a cambio de Darko Milicic (2010).
Las elucubraciones de los días previos apuntan a jugadores de todo tipo, desde algunos que no estarán ya disponibles cuando los Knicks escojan, como Stephen Curry, James Harden, Jonny Flynn o Tyreke Evans, hasta Brandon Jennings o Jrue Holiday. Sin embargo, Walsh decide elegir a Jordan Hill, quien se espera pueda ocupar de las posiciones interiores con el paso del tiempo. No sucederá, como tampoco en el caso de Milicic.
Además, como los Lakers no necesitan jugadores jóvenes que sean toda una incógnita en cuanto a rendimiento mientras se les paga un salario más a su ya elevado payroll, venden su primera ronda y los Knicks se hacen con ella. No afecta al “plan del 2010″ al ser con una cuantía muy baja que apenas ocupa mayor espacio que un contrato mínimo. En el número 29, se hacen con Toney Douglas.
Las dudas sobre Nate Robinson y David Lee se resuelven de forma positiva, pues ambos acceden a un contrato por un solo año de duración. Lee cobrará algo más de 7 millones, Robinson unos 4, y su rendimiento durante el año dirá cuál es el valor que alcancen en el mercado del verano del 2010.
Operaciones de carácter menor son las pruebas que se realizan a Gabe Pruitt, Ron Howard, Sun Yue, Warren Carter, Chris Hunter o Joe Crawford durante el verano, sin que lleguen a convencer lo suficiente como para lograr un contrato. Antes de empezar el curso, se hace efectiva la opción para ampliar la vinculación de los jóvenes Chandler y Gallinari por un año más, y la temporada empieza con una cascada de derrotas, sumando únicamente un triunfo en 10 partidos. El fichaje de Bender es más mediático que otra cosa y el deadline nos deja el ideal caldo de cultivo para múltiples operaciones, puesto que la más que probable nueva bajada del tope salarial hace necesario “liberar” contratos.
Walsh realizará hasta 3 movimientos, no sin que antes se ironice sobre las negociaciones que realizó con otros managers, en algún caso de forma más que brillante:
Los traspasos de los Knicks fueron:
- Darko Milicic (2010) es enviado junto con una cantidad de dinero a Minnesota por Brian Cardinal (2010).
- Eddie House (2010), J.R. Giddens (2010), Bill Walker (2012) y una futura segunda ronda llegan a los Knicks a cambio de Nate Robinson (2010) y Marcus Landry (2011), que se van a Boston.
- En un traspaso a 3 bandas con Rockets y Kings, llegan Tracy McGrady (2010) y Sergio Rodríguez (2010), mientras que dejan los Knicks Larry Hughes (2010), Jordan Hill (opción entre 2011 y 2014) y Jared Jeffries (2011), junto a la opción por parte de Houston de intercambiar la primera ronda del draft de ambos equipos (en el caso de que la de NY sea “mejor, “protegida en el caso de ser la #1) y la primera elección de los Knicks del 2010 (protegida si es top 5).
El auténtico meollo de la cuestión, tal y como mostraba el vídeo anterior, era “librarse” del contrato de Jeffries y así tener -probablemente- la opción de pujar por hasta dos jugadores “de élite” en el mercado. McGrady salía de Houston tras estar apartado del equipo ya desde hacía unas semanas al no disponer de los minutos de juego que él querría y mostrar su desacuerdo en varias ocasiones, Sergio aparecía más para “cuadrar salarios” que por interés real y Robinson estaba entrando y saliendo de la rotación de D’Antoni y se había convertido en una distracción. La cuantía de los contratos de Landry o Walker es baja, por lo que en la práctica no afecta a la capacidad salarial futura, y Cardinal es cortado.
Llegaban además las buenas noticias, puesto que los Knicks encadenaban algunas racha de buenos resultados -en toda la temporada, no es comparable su actuación con la de otras franquicias “en construcción, como Nets o Wolves-, se mostraban competitivos e incluso desde aquí encontrábamos algunos motivos para seguir sus partidos.
Además, desde la NBA se anunciaba que la caída del tope salarial iba a ser menor de la temida en un principio, aunque los datos exactos no se conocerán hasta después de acabar la temporada, una vez que se tenga el total de ingresos logrados, y la imaginación volvía a volar
¿Hasta qué punto es real toda la elucubración que rodea al equipo y a sus posibles fichajes? Hay que tener en cuenta que el mercado de agentes libres no se abre hasta julio, por lo que todo lo relacionado con fichajes fuera del mundo de los traspasos se trata simplemente de simples rumores, y que “robar” a una estrella de otra franquicia no resulta sencillo cuando vienes de años con malos resultados y un escaso potencial deportivo en tu plantilla.
¿La solución a la odisea de Walsh en el Madison? Aún quedan algunas semanas para resolver las incógnitas.
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