¿Qué pasa con Iverson?
Robbin Barberan - 18/08/2009 19:30
Supongamos que has sido All Star las ultimas 10 temporadas, que has llegado a ser elegido MVP de la competición, que has cobrado casi 150 millones en salarios esos últimos 10 años, y que, incluso en el peor curso de tu carrera, ya con 34 años, eres capaz de promediar más de 17 puntos por partido.
Supongamos también que estás en el paro. En ese caso, eres casi como Allen Iverson.
Lejos quedan los tiempos en los que destacaba en ambos lados de la cancha, capaz de condicionar el estático del rival por su lectura de la línea de pase y su agresividad. La lógica pérdida de explosividad debida al paso de los años condiciona también el apartado ofensivo, llevando a que bajen sus porcentajes de tiro, o incluso a perderse una parte de la temporada por las lesiones, cuando durante muchos años era poco menos que un hombre de hierro.
Y pueden interpretarse mal sus últimas temporadas, algo que se ha hecho en ocasiones, dado que algunos le han señalado como principal causa de los peores momentos de Sixers, Nuggets o Pistons en los últimos años. Sin negar su parte de responsabilidad, dista mucho de ser el único culpable, por lo que no está mal poner un poco de perspectiva.
Tras el increíble éxito de liderar a los Sixers hasta las finales de la NBA, rodeado de jugadores de rol, como único eje en ataque de su equipo, la lógica caída por la veteranía de sus jugadores y algún fichaje de pésimo resultado -como Chris Webber en su momento- llevó al traspaso de Iverson hacia Denver.
La famosa pelea en el Madison marcó el primer año de Allen en los Nuggets, donde tampoco terminó de encajar con Carmelo Anthony, dando en ocasiones la impresión de que ambos necesitaban el liderazgo ofensivo del equipo. El segundo año no fue mejor, pues la ausencia de Nené Hilario dejaba un juego interior muy vulnerable y cerraban el curso con una pésima eliminatoria ante los Lakers, lo que ponía un regusto amargo a la mejor temporada del equipo de los últimos 20 años.
Bien conocemos lo pasado el último año. Los primeros días del curso era enviado a Detroit, en un traspaso que tuvo consecuencias para ambos equipos. Por un lado, los Nuggets, equipo que mejoraba cada año, lograba con la llegada de Billups un jugador capaz de liderar al grupo y cubrir algunos de los puntos débiles del equipo. Denver lograba 4 victorias más que el año anterior en la fase regular, y quizás podría decirse que aprovechaban las lesiones en Spurs o Hornets para plantarse en las Finales de la Conferencia Oeste, con un juego efectivo y completo, donde la reaparición de Andersen o Nené había sido también un éxito.
Peor pintaban las cosas en Detroit. Con un entrenador novato, las disputas internas de un grupo veterano eran una constante. Iverson, Stuckey y Hamilton rendían por debajo del nivel esperado y parecía solaparse en la cancha. El tiempo que tardó en volver McDyess tras ser cortado por los Nuggets y un Rasheed Wallace muy por debajo del nivel de años anteriores hacía poco menos que imposible el repetir los éxitos del pasado. La derrota en primera ronda, completamente arrasados por los Cavs de LeBron, marcaba el fin de una etapa, a la que intentan dar la vuelta con la llegada de Gordon o Villanueva.
Allen declaró durante el curso estar pasando por los perores momentos de su carrera. Obligado en ocasiones a salir desde el banquillo, no supo adaptarse a este rol y dijo adiós a la temporada de forma prematura por una lesión, decisión que no parecía fuese a pesar en el ánimo de Michael Curry.
¿Y ahora qué? Las dudas de las franquicias a la hora de contratar a Iverson parecen justificadas, al ser un jugador que necesita el balón y ha bajado mucho el nivel en defensa los últimos años. Condenar al escolta a una posición desde el banquillo parece todo un riesgo, teniendo en cuenta lo sucedido en Detroit. Por ello, un gran jugador como es Allen se encuentra sin equipo en estos momentos, pero él no pierde la esperanza y anuncia desde su cuenta en Twitter que se está poniendo a punto para la nueva temporada, y que está a la espera de recibir una oferta de Miami, Charlotte o New York, sin la menor intención decir adiós al baloncesto profesional o viajar a Europa.
Sin embargo, nada hay todavía en firme, y alguna de las opciones que prefiere parecen complicadas. La llegada de Quentin Richardson a Miami desde Minnesota -su cuarto traspaso del verano- parece cerrar la rotación exterior de los Heat, un equipo cuyos salarios están por encima de la barrera del impuesto de lujo, con varios jugadores que destacan en el plano ofensivo, carencias en defensa y un jugador que lleva todo el peso del equipo, Dwyane Wade. Si llegase a los Bobcats, sería su reencuentro con Larry Brown, el entrenador de su mejor época en los Sixers, pero con quien tuvo agrias disputas rápidamente calmadas en el éxito. Las dudas sobre la posible renovación de Felton podrían dejar a un equpo muy corto en el backcourt, con Augustine y Raja Bell como únicos jugadores de renombre, y ahí podría tener sus opciones Iverson. Caso aparte es el de los Knicks, metidos de lleno en la rumorología sea o no con motivo, y centrados en el mercado del 2010, aún con esperanzas de obtener a Sessions y renovar a Robinson o Lee, lo que hace que todo lo relacionado con la franquicia de la Gran Manzana deba ser tomado con suma cautela.
Y Iverson sin equipo. Quién lo iba a decir.
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